• Confesiones
  • Llegando a mis 30 años

    Últimamente, ya llegando a mis 30 años, he sentido más presión sobre mis hombros. En una comunidad en la que prima el machismo, desde pequeña te enseñan a jugar con la plancha y las ollas, primero sirven en la mesa a los hombres y no se puede ser una mujer completa si no te casas y tienes una familia, porque quién va ver de ti cuando estés vieja y no hay cosa más terrible que llegar a la tercera edad sola.

  • Confesiones
  • ¿A qué jugamos?

    El tipo con el que ahora “andaba” acababa de salir de una relación larga y estable, de esas donde los cogen de pendejos, les ponen a criar chinos ajenos y se avergüenzan de sus características físicas, de esas. El cuento es que después de tantas salidas y de declararnos un gusto mutuo, decidió lanzarse al ruedo; todo perfecto hasta ahí. Pero como acababa de salir de su dichosa relación, no podía ser nada “oficial” porque aún tenía muchos rollos que resolver.

  • Confesiones
  • Un día cualquiera

    Un día cualquiera sus miradas se cruzaron y bastaron pocos días, muy pocos, para entender que lo que dice la gente de la química o de la atracción es cierto. ¡Caramba, era sencillamente increíble sentir o anhelar su presencia! Sus días transcurrían entre almuerzos y breaks, cada instante era inolvidable e incomparable; podemos decir que los extremos son siempre malos y es verdad

  • Historias
  • Mientras nieva

    Afuera el tiempo era espantoso, una noche extremadamente fría, caía nieve en abundancia y lo cubría todo. Las calles estaban blanquísimas, silenciosas y despejadas, nadie se atrevía a salir con una temperatura tan extrema. No se veía ninguna persona, ningún coche, ningún animal. Ya las autoridades habían dado el aviso para que nadie abandonara su casa durante la tormenta.

  • Confesiones
  • El olor del mar

    Estoy casado y tenemos unos sobrinos que son estupendos de carácter y suelen pasar por nuestra casa varios días, pues estamos junto al mar. Ella es rubia, alta y preciosa, de un tipo de cuerpo delgado pero hermoso. Me tiene loco, y ella sabe que me siento muy bien y ve quizás mi cara de idiota cuando la miro como diciéndole: “te comería a besos”.