Vaya uno a saber si al final de cuentas

Vaya uno a saber si a final de cuentas importa hacer las cosas bien o no. Total, en un mundo tan dignificado como este, donde todo el mundo cree lo que lee sin pensárselo dos veces, la rectificación o las disculpas dan lo mismo si no son igual de interesantes que el escándalo original. Así que hoy en día creo que no importa mucho si sigo insistiendo en que yo jamás me metería con una estudiante, por muy buena que estuviera, o, en su defecto, por muy necesitado y calenturiento. Primero que todo, yo empecé a enseñar porque me gustaba no porque fuera a levantar, pero al parecer eso no tiene relevancia, ni los cientos de estudiantes que me calificaron como “excelente”, ni el respeto de mis colegas, ni las trasnochadas calificando o buscando el video perfecto y la cita perfecta del autor que era relevante para el tema. No, nada de eso importa. Lo que importa es lo que ella diga y nada más, y lo que ella dice es de hecho lo último que cualquier profesor quiere escuchar.

Ella dice que yo la acosé sexualmente, que desde la primera clase la “desnudé con la mirada”; realmente he de decir que, si vamos a ser francos, yo en realidad la vestí con la mirada porque para una clase de siete de la mañana en este frío tan tenaz a esa niña tarde o temprano le iba a dar una pulmonía. ¿Que si la miré? Sí, la miré. Pero no más de lo que la miraron los demás, y media hora después, cuando me dí cuenta que no tenía idea de dónde estaba parada, la etiqueté en mi mente con un letrero grande que decía “cuidado, que esta fijo te pide que le subas la nota al final”. Así que si me quieren acusar de algo que sea de displicente por ser apático ante la posibilidad de que esa niña en particular fuera a ser buena estudiante.
Y en efecto no lo fue. Pero la mayoría del grupo fue excepcional, y creo que por eso comencé a relajarme, a ser más informal, y ahí estuvo mi error. Entre comentarios y chistes, invitaciones a Facebook, seguidores en Twitter y todo lo demás, le dí “like” a una foto suya y eso fue suficiente. Al otro día me alcanzó a la salida y me invitó a un café, yo le plastilina de Irma Gruenholzdije que gracias pero no. Al otro día me mandó un mensaje invitándome a una obra de teatro y de vuelta dije que no, y para el viernes me había enviado una invitación a su fiesta de cumpleaños, la cual ni me molesté en declinar. Pero como la vida es como es, sí fui a un evento de otro estudiante y ahí me la encontré. Lo que hablé con ella no es tan importante comparado con cómo lo vieron los demás. Cada vez que ella me pedía que le repitiera al oído lo que que decía porque por el ruido no alcanzaba a escuchar, era visto por los demás como el inicio de un romance de película. Lo que no saben es que la película sería de terror cuando dos semanas después, en el tono más descarado, me pidió que le dejara la nota en 4,5. ¿Y de dónde iba a sacar semejante nota?

Se imaginarán a dónde fue a parar todo esto. La otra semana tengo reunión en la decanatura y ya les contaré cómo me fue.

 

Imágenes:

René Magritte. Interpretation of Spring by Botticelli

Plastilina por Irma Gruenholz


 

No olviden dejar sus comentarios, por favor sigan enviando sus historias. Recuerden que también nos encuentran en Facebook (BlogSoyAnonimo) y en Twitter (@BlogSoyAnonimo)

Para publicar una historia anónima en nuestro blog, pueden dejarla anónimamente en nuestro formulario, o escribir un correo a [email protected]. No olviden nuestras normas de convivencia.

También nos encuentras en Facebook: Soy Anónimo y Twitter: @BlogSoyAnonimo

— Equipo Soy Anónimo