El sabor de una fantasía cumplida

Entrando en calor con el dulce y amargo sabor del vino, siento como me mira y mi piel se estremece, lo veo y solo siento el placer inconfundible que me da el sexo… pero estoy empezando por el final, el comienzo es aún más estremecedor. Fue algo así como esa delgada línea en que dejas de ver al amigo de tu esposo como algo prohibido, intocable. Tertuliando como hacíamos todos los viernes del mes, los tres en su apartamento, cómodamente vestidos, tomando un vino barato, hablando de sexo. Me mira y me siento diosa, debajo de las cobijas empieza a tocarme, todo mi ser se estremece, sus dedos son fuegos que encienden mi ser, lentamente abro mis piernas, mete sus dedos en mi universo, y lo encuentra mojado, húmedo. Su fuego se evapora, nos interrumpe una voz firme, nos pregunta si queremos más vino, de mi boca sale un ronco “sí”. Cojo la copa y humedezco mis labios con su dulce sabor, entra en mí y me libera. Respiro profundo, suspiro… de pronto mi cuerpo ya no me pertenece, le pertenece a él, al deseo, a su fuego. Algo se apodera de mí, algo conocido tan cercano que me estremece… un demonio en forma de ángel o un ángel en forma de demonio, me toma, me domina y lo dejo.

rape-of-sabine-womenTiemblo de pensar lo que va a pasar, tira de mí hacia él y lo beso con fuerza, con odio, con amor, con deseo. Nuestros labios se encuentran, su lengua recorre mi boca, es una serpiente que con su veneno me lleva a otro universo. Es una droga… me quita, me mira jadeante, se voltea y pide permiso para continuar. Una voz parecida a mi conciencia y a la de él nos dice que sí, que nos entreguemos y que disfrutemos al máximo de nuestro dulce deseo. Con esas palabras llego al éxtasis completo, esta persona que me ha acompañado en todas mis locuras debe amarme demasiado para aceptar que otro me posea. Lo miro y encuentro complicidad, de ahí en adelante todo se mezcla: el vino, las caricias, los besos. Sentir sus manos envolviéndome, soy su centro, tengo el poder sobre estos dos guerreros que me toman como quieren, yo los dejo. Me entrego a su deseo y al mío, siento que muero de placer, me siento pecadora y no me importa. Solo quiero seguir en este estado de excitación total. Me siento en casa, siento que somos tres almas que están conociendo su verdadera esencia. Es el único momento en el que somos sinceros y podemos mostrarnos tal y como somos, sin máscaras. Mi cuerpo no aguanta más, mi corazón late con una fuerza sobrenatural, siento mi piel quemarse y estoy en la mitad de ellos dos. Me hacen suya, me hacen diosa de sus deseos. Un último suspiro y los tres saboreamos el clímax, el éxtasis. Tomamos más, tenemos que refrescarnos, nos miramos y sabemos que va a volver a pasar. ¿Cuándo, dónde, cómo? No importa. Sólo importa ese momento en el que los tres fuimos sinceros y tuvimos las huevas de quitarnos las máscaras y mostrarnos tal y como somos. Escribiendo estas palabras me muerdo el labio y siento su fuego dentro de mí, deseando, saboreando nuestro próximo encuentro.

Artwork

  • Ugolino (1860)- Jean Baptiste Carpeaux. Via annstreetstudio
  • Ratto della Sabine (1574)- Giambologna. By Bosstweed https://www.flickr.com/photos/bosstweed/235026708

 

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